Reseña Ojos azules en Kabul, Anabel Botella

martes, 16 de julio de 2013

Título: Ojos azules en Kabul
Autora: Anabel Botella
Editorial: Plataforma Neo
Precio: 15,90 euros
Nº de páginas: 367
Biografía de la autora: Anabel Botella nació en 1970 en Cartagena, aunque se considera de Águilas (Murcia). Siempre le han fascinado las letras y se recuerda con un libro en las manos desde que tiene uso de razón. Actualmente compagina su pasión por la escritura con su trabajo de actriz en la compañía Serpentina. Es autora de las novelas Ángeles desterrados y Como desees (II Premio Ellas Juvenil Romántica) y administradora del blog literario La ventana de los libros. También ha obtenido el Premio Literatura Fundación Carolina Torres Palero 2013. Vive con su pareja y su hijo en Valencia.

Sinopsis: 
A Saira nunca le ha gustado su aspecto. Es rubia, tiene los ojos azules y todos la llaman kharami, o lo que es lo mismo, bastarda. Vive en Afganistán con su hermana, su madre y su abuelo, y cree tener ocho años. Cuando Ramin −un hombre cruel y fiel seguidor de los talibanes− entra en su vida, la desgracia se cierne sobre su familia para siempre.
Pero no todo está perdido para Saira. La pequeña logra viajar a Valencia gracias a las tropas españolas y crece envuelta en el cariño de su familia de acogida, aunque las pesadillas de su pasado no dejan de visitarla. Cuando Pablo le ofrezca la posibilidad de abrirse al amor, ¿conseguirá sanar las heridas de su niñez y empezar a ser feliz? 

Opinión:
Por muchas palabras que use en esta reseña, por muchos adjetivos que intente usar para describir esta historia... todo se quedará corto. Nada más que lo que sientas al leer este libro es capaz de describir qué es exactamente Ojos azules en Kabul. Así que corre ahora mismo a la librería más cercana que tengas y cómpralo.

Antes que nada, en la sinopsis del reverso del libro pintan esta historia como una de amor. Mi opinión es que el amor no es la trama principal de esta historia, sino la realidad en Kabul y las injusticias que las mujeres sufren día a día allí. ¿Por qué no pueden estudiar ni trabajar? ¿Por qué no pueden salir sin cubrir su belleza? ¿Por qué las mujeres no pueden ser algo?

Anabel Botella nos describe una sociedad machista que da pasos atrás sin ninguna intención de progresar. Nos desvela un oscuro secreto que todos gritan a voces pero al que dan la espalda. Te hace sentir impotente, triste... y sí, afortunada de ser mujer y no vivir en Kabul. Y esto resulta en cierta forma algo muy egoísta: ¿necesitamos desgracias e injusticias a nuestro alrededor para darnos cuenta de la suerte que tenemos?

Anabel nos narra la realidad de Kabul a través de los ojos de Saira, una niña de ocho años que pierde el velo de la inocencia con una rapidez y brutalidad imborrables. Ella, dentro de lo posible, se siente afortunada de vivir con un hombre que trata a las mujeres como iguales a los hombres: su abuelo Hamid, un hombre culto que intenta resguarda algo de esperanza para las mujeres de su familia. Pero ese reducto de paz se esfuma con la llegada de Ramin, un seguidor de los talibanes que viene a cobrar la deuda que Hamid tiene con él de cualquier forma: primero con la madre de Saira, Bahar; después, con Mariam, la hermana mayor de la niña.

Desde ese instante, una gran nube oscura se cierne sobre las mujeres de la familia Achakzai. Mariam pronto será mujer, y debe asumir todo lo que ello conllevará. Bahar debe aguantar la tortura en la que la noche se ha convertido. Saira debe aguantar los insultos de Ramin, de los cuales el favorito del hombre es kharami, bastarda. Y es que Saira no es como el resto de mujeres y niñas de Kabul. Es rubia y de unos ojos azules con los que hipnotizaría a cualquiera aquí en España, pero con los que repugna y avergüenza a los hombres de Kabul. Porque el padre de Saira no es el mismo padre de Mariam; Saira es producto de la peor pesadilla que atormenta día y noche a Bahar.

Puede que el futuro no pinte bien para estas tres mujeres, pero quizás Saira tenga una oportunidad gracias a Laura, una doctora enviada de España que se compromete profundamente con la situación de la niña. Ambas comparten experiencias similares, y Laura busca una solución para que al menos Saira tenga una oportunidad de vivir las cosas buenas que el mundo puede ofrecer.
Los personajes de Ojos azules en Kabul son, simplemente, maravillosos. Saira es increíble y sorprendentemente fuerte para tener ocho años. A veces duda de quién es, y aun no ha descubierto quién quiere ser. Lo único que la niña tiene claro es su mayor deseo: que su hermana mayor sea tan feliz como se pueda ser en Kabul. Y el deseo es recíproco.

Mariam es también un personaje fuerte, quizás el que más. Mariam, con tan solo trece años, representa el continuo enfrentamiento de las costumbres del lugar con la infancia arrebatada; pero, a la vez, es el pilar que mantiene unidas a las mujeres de la familia Achazkai. Es, sin duda alguna, mi personaje preferido.

Bahar es, seguramente, la que peor lleva de las tres la situación en Kabul porque ha conocido lo que es el mundo: ha estudiado en Inglaterra, se ha enamorado y, por unos breves años, fue absolutamente feliz. Pero todo acabó definitivamente cuando fue violada y, nueve meses más tarde, madre por segunda vez con una hija que nunca pidió tener. Sufre, llora y moriría por Mariam; pero la mujer tarda en descubrir que, sea hija de quien sea, Saira es una de las mejores cosas que tiene en su vida.

Ojos azules en Kabul no es una novela. No es un libro. No son ni páginas ni letras. Ojos azules en Kabul es un cúmulo de sensaciones que te invaden el cuerpo nada más empezar a leer las primeras páginas. Esta historia es un recordatorio de que, por muy mal que pinten las cosas, aun puede haber un camino de esperanza. Tan solo tienes que hallarlo. Echaré de menos a Saira, a Mariam y a Bahar, pero jamás las olvidaré.

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